La Luz

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lunes, 21 de junio de 2010

La luz y la fotografía.

Fotografiar significa literalmente “dibujar con luz”, por lo tanto, la luz se convierte en la materia prima con la que deberemos trabajar y -por supuesto- conocer a fondo.

Hemos de ser capaces de entender que el resultado de cualquier fotografía viene dado por una doble tarea que el autor programa en el momento de previsualizar aquella escena que pretende convertir en imagen.

La primera tarea no es otra que administrar la cantidad de luz necesaria (en cantidad y calidad) a través de la cual obtendremos un negativo, mientras que la segunda se trata del revelado que se había previsto.

Revelar es “dar a conocer” y dicho proceso debe ir estrechamente ligado a la forma en que hemos expuesto. Pero antes de continuar analicemos qué es lo que ocurre dentro de una cámara.

Si nos referimos a la tecnología tradicional, la luz era transmitida por la óptica al soporte fotosensible y afectaba en mayor o menor forma las sales de plata de manera directamente proporcional a la intensidad de los rayos luminosos que salían reflejados de la escena, creando una gran cantidad de diferentes ennegrecimientos conocidos como escala de densidad en imagen latente.

Posteriormente y para que esa imagen se convirtiera en visible y real, entraba en liza el agente revelador, cuya misión no es otra que “oxidar químicamente” todas las zonas afectadas por la luz y “reducir” las no afectadas, determinando el grado de contraste.

Podemos decir sin miedo a equivocarnos que la luz determina la densidad de una imagen y el revelado su grado de contraste.

En la tecnología digital los soportes fotosensibles están conformados por sensores de captación, variando sensiblemente la función respecto a la tecnología química. Cada una de las fotocélulas (píxel) que componen el sensor reacciona frente al estímulo lumínico “rayo luminoso” convirtiéndolo en una pequeñísima descarga eléctrica.

Dicha descarga es medida en su intensidad por un micro-amperímetro y a través de un sistema de conversión de datos analógicos a datos digitales el valor de dicha intensidad se convierte en un número binario.

Al conjunto de todas las micro-intensidades convertidas en valores binarios se le conoce como “archivo digital” o negativo RAW si hemos decidido captar en ese formato. Pero llegados a este momento, todavía nos falta el segundo paso, el revelado. Si somos consecuentes y repasamos detenidamente como hemos trabajado hasta ahora, lo reservaremos para ajustar debidamente los siguientes parámetros:

* El Equilibrio de blanco o temperatura de color.
* La exposición, o sea la densidad.
* Las zonas extremas (Sombras y luces) o sea el contraste.

Todo lo que no sea eso es intentar arreglar -en "posproducción"- limitaciones propias del fotógrafo que -desgraciadamente- irán en aumento si no se dispone de un método adecuado de trabajo.

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